Falsas acusaciones, vuelos nocturnos, pactos con el diablo, desagradables ungüentos, malignos hechizos, profanaciones varias… A lo largo de los siglos XVI y XVII, la localidad manchega de Daimiel se convirtió en el epicentro de siniestros procesos relacionados con la brujería. Lo que viene a continuación es solo un pequeño recordatorio de aquellos tiempos de oscurantismo, en los cuales tuvieron lugar macabros hechos que han trascendido hasta nuestros días. No por casualidad, se acuñó para dicha población el sobrenombre de «el pueblo de las brujas»